Además de la evidencia de que nuestro metabolismo con el paso
del tiempo se ha hecho más lento, la ciencia ha ido descubriendo otra serie de
factores que bien pueden ser la causa más exacta del aumento de peso con la
edad; el primero es:
1. El estrés
Lamentablemente es un fiel compañero
de fatigas , que pocas veces nos damos cuenta de que se encuentra a nuestro
lado y éste afecta directamente a la capacidad de nuestro cuerpo en general,
pero de forma más localizada, no permite optimizar eficientemente todos los
nutrientes provenientes de los alimentos; esto se traduce en ordenes erróneas
de nuestro organismo que impulsan a la ingesta en exceso de alimentos calóricos,
ricos en hidratos de carbono de cadena simple (azúcares) y en definitiva poco
saludables.
Además, esta emoción
incrementa la inflamación de las células (lo que te puede hacer ver más llenita
aunque no lo estés).
2. Pierdes músculo
A partir de los 30 años, se
produce un estancamiento de nuestro metabolismo basal impactando este directamente en nuestra masa
muscular y comenzamos a perder de forma natural entre un 2,5 a un 5 % de la
misma por cada década que pasa; lo que quiere decir que a través de los años vamos
acumulando más lípidos(grasas) en nuestro tejido adiposo que otro elemento de
nuestro cuerpo.
3. Hormonas en declive
Aceptémoslo, lo único que
aumenta con la edad es nuestro peso debido a que hormonas como la del
crecimiento, estrógeno y progesterona disminuyen su producción, por lo que la
composición corporal cambia; aumenta tanto la grasa visceral (abdominal) como
la grasa subcutánea (periférica) y disminuye tus horas de sueño lo que aumenta
tu estrés.
Y aunque a simple vista, parezca
inevitable subir de peso con la edad, existen acciones que puedes llevar a cabo
para retrasar este proceso:
1. A partir de los 30 años. La clave para perder peso está en tu
alimentación: planea cada una de tus comidas, no te dejes “sorprender” con un
snack poco saludable. Los carbohidratos no deben ser eliminados, pero si
controlados.
2. A partir de los 40
años. El consumo de proteínas es esencial en esta etapa para
evitar la degradación de nuestra masa muscular y también de calcio para
fortalecer tus huesos.
3. A partir de los 50
años. Una alimentación saludable, con pocos quesos y bebidas
alcohólicas, más grasas vegetales y una vida activa, serán de gran utilidad.
Y por supuesto, en todas las
etapas de nuestra vida, siempre debe ir acompañada de una actividad física totalmente
adaptada según a nuestra edad y estado físico.
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